Durante el año 2017 mi hijo tomó clases de dibujo para cómics e historietas en un local de la galería Tonsa de Mendoza. Yo lo llevaba y me quedaba ahí mismo esperando por varias razones: la clase no duraba lo suficiente como para que volver a mi casa valiera la pena, no tenía otras actividades para hacer y quizás lo principal, que los cómics siempre me gustaron, entonces mientras los chicos aprendían yo charlaba con el profesor sobre todos estos temas y pasábamos un buen rato, mate de por medio. Algo que después sumó a toda esta ecuación es que en el mismo local donde se daban los talleres abrieron una tienda de cómics y videojuegos, austera, pero interesante. La idea de los dueños era intentar competir con las pocas comiquerías que había en ese momento, entonces ofrecían venta de cómics nuevos, usados, remeras, tazas, pins, etc., y también torneos de videojuegos de consolas actuales y retro. La propuesta me parecía muy buena, ya que sus competidores iban más para el lado de los juegos
En el verano de 2023 buscando algo que leer en Villa Gesell vi que había un libro en una mesa de saldos. En realidad no era uno, eran muchos, lo cual siempre da a entender que es algo malo, poco popular o que por alguna razón no se vendió y se va al descenso en las librerías. Pero en este caso tanto el título de la obra como el autor me llamaban mucho la atención, no podía dejarlo pasar, más aún si estaba en oferta. Así que lo compré. Y lo bien que hice. Aunque pasó 1 año recién para que lo empiece (y termine) a leer, debo decir que es una novela muy atrapante y tiene un montón de cosas que a mi me gustan: historia argentina, personajes reales involucrados, trama policial, trama política, narcotráfico, situaciones bizarras, etc. Una historia entretenida y llevadera, en la que cada capítulo te va dejando con ganas de seguir y no parar. Sin entrar en spoilers, el libro trata sobre un hombre que a lo largo de su vida ha sabido vivir y pelear por lo que cree justo para él y para la socieda